Imagina esta mesita auxiliar: un encuentro de formas puras y colores primarios que parecen recordarnos lo esencial. El rojo, el amarillo y el azul se apoyan entre sí, distintos pero complementarios, como si fueran un pequeño manifiesto de unidad en la diversidad.

Su geometría sencilla nos habla de equilibrio; sus tonos vibrantes, de alegría y energía. No es solo un objeto funcional, sino un recordatorio de que la vida puede ser tan simple y poderosa como los contrastes que nos rodean.

Al mirarla, uno siente que lo cotidiano también puede ser arte. Que hasta en lo más pequeño, en una mesa auxiliar, se puede encontrar un símbolo de apoyo mutuo, de creatividad y de fuerza compartida.

Es un llamado silencioso: atrévete a combinar, a sumar, a crear algo nuevo con lo que ya tienes. Porque la belleza surge cuando las diferencias se sostienen unas a otras.